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Incertidumbre por el pronóstico de los precios del petroleo

El petroleo perdió 20% de su valor en lo que va del mes y más del 30% el año pasado, varias estimaciones predicen  que cotizará cerca de los 20 dólares.
Goldman & Sachs publicó en el mes de septiembre su pronóstico de precios más bajos para el petróleo en el 2016, pronostico similar informó Morgan Stanley,s. 
baja del petroleo
¿Cómo es posible que un producto que en junio de 2014 valía 110 dólares haya perdido dos tercios de su valor en tan poco tiempo? Según la primera y económica interpretación, la caída del petróleo se debe a una regla sencilla: la oferta supera a la demanda.

Estados Unidos, Irán y Arabia Saudita son los principales responsables de un exceso de stocks que está tirando los precios abajo. El primero, por el éxito del fracking en su territorio: la producción estadounidense de hidrocarburos pasó de casi 4 millones de barriles por día en 2007 a unos 9 millones en las últimas semanas. El cambio es tan gigantesco que el gobierno de Barack Obama autorizó a fines de 2015, y por primera vez en 40 años, la exportación de petróleo estadounidense. Los dos primeros barcos ya zarparon del puerto de Corpus Christi, en Texas, con destino Europa. 


Irán es el segundo actor que está cambiando el escenario. Tras el levantamiento de las sanciones impuestas en 2012, se espera que añada 500 mil barriles por día a la oferta mundial de petróleo, una cifra que podría llegar a ser de hasta un millón de barriles extra antes de que termine 2016.  Y en tercer lugar, Arabia Saudita, que esta vez no puede darse el lujo de ralentizar el ritmo de bombeo para hacer subir el precio: el principal productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tiene las manos atadas por un déficit fiscal que ya representa el 15% de su PBI y necesita vender todo el petróleo que pueda para sanear sus cuentas.

Pero el déficit no es el motivo que argumentan los árabes para explicar por qué, a diferencia de lo que solían hacer como líderes de la OPEP, esta vez hayan decidido mantener constante el ritmo de producción. El objetivo declarado de la sobreoferta en la península arábiga es bajar el precio del hidrocarburo para que el fracking estadounidense, con mucho mayores costos de producción, deje de ser rentable y desaparezca. El martes, el ministro de Petróleo de los Emiratos Árabes, Suhail Mohamed Al Mazrouei, así lo admitió cuando dijo que en un plazo de entre 12 y 18 meses la estrategia habría logrado su objetivo.  


Aunque el precio sea inferior a los costos de explotación, los productores estadounidenses no pueden interrumpir la extracción abruptamente: tienen gastos fijos y deudas que pagar. En la Península Arábiga apuestan a que un día los estadounidenses no puedan aguantar más, pero lo que tal vez no estén teniendo en cuenta es el avance de la tecnología, que abarata constantemente los costos de producción.  


Uno que sí parece creer en las virtudes del avance tecnológico es Barack Obama, que con su decisión de liberar las exportaciones aumentó la oferta mundial de hidrocarburos y forzó los precios un poco más a la baja. Los combustibles baratos le interesan por el alivio que supone para socios comerciales tan importantes como Europa y porque funcionan como un subsidio para sus propios consumidores, que esta semana llegaron a pagar tan poco como medio dólar por el litro de nafta.  


Sólo la suba en la oferta habría alcanzado para explicar la baja en el precio, pero en el derrumbe hasta los 30 dólares del crudo también influye la caída de la demanda mundial.  La debilidad del crecimiento europeo y estadounidense ha terminado por afectar también al crecimiento de China que, pese a una burbuja en la construcción permitida desde el Estado, sigue necesitando a las exportaciones para crecer. Si Beijing trata de revitalizar la economía permitiendo devaluaciones del yuan, la demanda de petróleo se verá otra vez afectada: para adquirir el hidrocarburo los chinos también necesitan dólares, más caros tras una devaluación.  


Si esas son las causas del petróleo barato, las consecuencias son mucho más difíciles de predecir. Sólo una apuesta es segura: el barril a 30 dólares hace aún más improbable la decisión política necesaria para abandonar los hidrocarburos, principales causantes del calentamiento global.  Si la catástrofe climática que muchos pronostican termina ocurriendo, una vez más el petróleo habrá sido el gran protagonista de la geopolítica. Eso sí, esta vez será una nueva geopolítica.

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